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Merab Dvalishvili volvió a demostrar por qué su apodo de “The Machine” define a la perfección su estilo. En el combate coestelar del UFC 320, disputado en el T-Mobile Arena de Las Vegas, el campeón georgiano impuso su ritmo asfixiante durante cinco asaltos y derrotó por decisión unánime (49-45, 49-45, 49-46) a Cory Sandhagen, en una defensa que refuerza su estatus como uno de los mejores pesos gallo de todos los tiempos.
El combate arrancó con Sandhagen buscando mantener la distancia y aprovechar su alcance. Con movimientos laterales y patadas bajas, intentó frenar la presión del campeón. Sin embargo, Dvalishvili se mantuvo fiel a su estilo: combinaciones rápidas, entradas explosivas y una insistencia constante en el derribo. Tras varios intentos, logró su primer takedown al final del asalto, estableciendo el tono de la pelea.
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En el segundo round, “The Machine” cambió por completo la dinámica. Con su característico ritmo inhumano, comenzó a conectar su derecha con potencia y llevó el combate al terreno físico. Sandhagen resistió, pero el desgaste empezó a notarse. Dvalishvili alternaba los ataques al rostro con proyecciones de judo y derribos continuos, impidiendo que el estadounidense encontrara espacio para desplegar su técnica.
El tercer asalto mantuvo la misma tendencia. Cada vez que Sandhagen intentaba atacar, Merab respondía con una entrada al cuerpo, lo levantaba y lo lanzaba al suelo. La presión era constante y sofocante. Sandhagen logró conectar algunas combinaciones y un gancho al cuerpo, pero el georgiano siempre respondía con volumen y control.
En el cuarto, el aspirante encontró su mejor momento. Sandhagen ajustó el timing y conectó un contragolpe limpio con la derecha que levantó al público. Dvalishvili, lejos de retroceder, respondió con más ritmo, cerrando los espacios y buscando una estrangulación tipo D’Arce en los últimos segundos del asalto. La defensa de Sandhagen fue impecable, pero la sensación era clara: el campeón dominaba.
El quinto asalto fue una exhibición de resistencia. Dvalishvili volvió a derribar una y otra vez, demostrando su fondo físico inagotable. A pesar de que Sandhagen logró conectar combinaciones en el último minuto, Merab controló la posición, cerró el combate desde el suelo y aseguró su victoria.
Al final, los jueces coincidieron: victoria unánime para Merab Dvalishvili, que suma otra defensa impecable y extiende su racha triunfal. En la entrevista posterior, el campeón fue contundente: “Soy una máquina. Sigo mejorando. Aún estoy empezando. Mi base es el judo, pero mi estilo está evolucionando”, declaró ante el público.
Con este triunfo, Dvalishvili no solo mantiene el cinturón del peso gallo, sino que se consolida como uno de los grandes nombres en la historia de la división. Su capacidad para imponer ritmo, su dominio físico y su regularidad lo colocan en la conversación junto a leyendas como Dominick Cruz o T.J. Dillashaw.
Mirando al futuro, el campeón ya tiene un nombre en mente. Cuando le preguntaron por su próximo rival, no dudó: Petr Yan, a quien desea enfrentar en diciembre.
El georgiano, que lleva años perfeccionando su estilo entre el judo y el wrestling, dejó claro que aún tiene gasolina para rato. Y si algo demostró en Las Vegas, es que su motor no se apaga.
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