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Alonso revela su mejor carrera en F1 y cómo dejó boquiabiertos a sus ingenieros

Motorsport

A veces, las mejores carreras no son las que se celebran en los podios ni las que llenan titulares. A veces, las mejores carreras quedan en el anonimato, grabadas solo en la memoria de quien las vive. Para Fernando Alonso, esa carrera "olvidada" tuvo lugar en Sepang, Malasia, en 2011. Y, según él, fue su mejor actuación en Fórmula 1.

El ingenio de Alonso al límite

"Creo que ha sido la más mediática y la más conocida. Pero hay muchas carreras de las que la gente quizá no era consciente", recuerda Alonso en una entrevista con la web de Aston Martin, su equipo actual. "Creo que fue en Malasia, Sepang 2011 probablemente, donde tuve un problema en la palanca de cambios y la caja de cambios estaba rota, semirota. El embrague tenía un problema. Las marchas subían, pero no bajaban, más o menos a mitad de carrera. Intenté reducir marcha a 10.1 y de 7ª pasé solo a 5ª en lugar de 2ª. Así que hice 10.1 en 5ª, perdí tiempo. Me di cuenta en la siguiente curva de que había un problema".

Lo que siguió fue una demostración de ingenio, reflejos y concentración: "Desesperado, intenté dar un golpe de acelerador al reducir marcha porque si no, retiraría el coche en esa vuelta. Y al dar el golpe de acelerador, la reducción funcionó. En el siguiente punto de frenada, di cuatro golpes de acelerador y las cuatro reducciones entraron. Y me comuniqué con el equipo: ‘¿Lo que estoy haciendo está bien o mal? Romperé la caja de cambios en una vuelta’. Y ellos dijeron: ‘Sigue haciendo lo que estás haciendo. La caja de cambios está segura así’. Hice unas 30 vueltas así".

Una actuación olvidada, pero inolvidable

Cada reducción era una coreografía perfecta entre acelerador y levas, un equilibrio que pocos pilotos podrían dominar en esas condiciones extremas: "La subida de marchas estaba bien y luego, al frenar, tenía que pisar el freno. Y mientras mantenía presión en el pedal, tenía que dar un par de golpes de acelerador para lograr la reducción que quería. Obviamente, sincronizando acelerador y levas".

Los ingenieros de Ferrari quedaron boquiabiertos: "No sé cómo llegaste a esa solución tan rápido. Porque eso podría ser una solución, pero lo hiciste en 13 o 14 segundos en la segunda curva después de tener el problema". Alonso resume su filosofía: "Odio perder, odio retirar el coche. Intentaré todo antes de simplemente parar y aceptar que tenemos que abandonar".

Al final, terminó quinto, completamente anónimo para el público, pero con la satisfacción de haber logrado algo que pocos podrían: dominar un coche semidestruido con pura determinación y habilidad mental.

"Nadie recordará esa carrera. Pero el nivel de energía que tuve que poner, el nivel de concentración, enfoque, y de encontrar instantáneamente una solución a un problema que nunca se había probado ni experimentado… creo que fue una carrera realmente para recordar. Pero como dije, algunas carreras se vuelven anónimas para la gente".

En el recuerdo de Fernando Alonso, Sepang 2011 brilla más que cualquier victoria mediática. Una lección de talento y resistencia que demuestra por qué, quince años después, sigue siendo uno de los pilotos más completos de la parrilla de Fórmula 1.

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