Para el brasileño, lo del martes fue un regreso a tierra firme después de haberse pasado dos días en el cielo, para convencerse de que el domingo se llevó su primer título de campeón del mundo, en este caso, de Moto2. Sin apenas tiempo para lanzar el confeti, Diogo Moreira se enfundó este martes en el mono del equipo LCR, con el que afrontará su estreno oficial en la categoría reina la temporada que viene.
Al #10, que en MotoGP correrá con el #11 dado que su dorsal hasta ahora es propiedad de Luca Marini, se le presenta un invierno muy intenso, sobre todo desde el punto de vista de la preparación física. Las inercias y las potenciales caídas subido a un prototipo de MotoGP no tienen nada que ver con esas mismas eventualidades en una moto de la clase de plata.
A nivel de velocidad, se hace prácticamente imposible vaticinar cuál será su progresión a lo largo del próximo curso son una sola jornada de entrenamientos a sus espaldas en la que, afortunadamente, no sufrió ningún rasguño.
Moreira dio un total de 57 vueltas al Circuito de Cheste y su mejor giro, el 53º, le dejó el penúltimo en la tabla de tiempos, solo por delante de Celestino Vietti, sustituto de última hora de Franco Morbidelli.
El piloto paulista finalizó a 1,8 segundos de Raúl Fernández, el más veloz de todos, y medio segundo por detrás de Toprak Razgatlioglu (18º), el otro debutante como él en 2026. En este sentido no hay que dejar pasar que el turco ya se subió a la Yamaha hace unos días, en un test privado que llevó a cabo en Aragón, y que también lo había hecho hace algunos años (2022), en el mismo trazado de Motorland.
Bajarse de una Moto2, el domingo, y subirse a una MotoGP, el martes, fue un contraste para Moreira, impresionado con los dos elementos que, por encima de los demás, hacen únicos a los aparatos que reinan en el Mundial.
"El domingo gané el Mundial, pero ahora he entrado en un nuevo mundo”, reconoció Moreira el martes, ya de noche entre camiones en el paddock del Ricardo Tormo.
"En la primera salida me asusté un poco, y abrir el gas al máximo fue complicado. Pero al final de la jornada fue mucho mejor. Hay que trabajar este invierno y estoy seguro de que el año que viene irá bien", resumió el recién coronado campeón en Moto2, que pasó por esa transición tan complicada que hay entre los frenos de la categoría intermedia (de acero), y los de MotoGP, que son de carbono: "Lo que más me costó de entender fueron los frenos, por el rodaje que necesitan, y también dónde parar la moto".
El calendario de Moreira no se activa oficialmente hasta la última semana de enero, cuando viajará a Malasia para tomar parte en el ‘shakedown' que se llevará a cabo en Sepang, del 29 al 31 de enero. Algo más de dos meses en los que el muchacho deberá centrarse en mejorar su condición física, con el objetivo de trabajar partes del cuerpo que no se utilizan tanto con la Moto2 y que son de una gran exigencia con los prototipos de la clase reina. "Hay que entrenar mucho este invierno, porque hoy [por el martes] no dimos muchas vueltas".
