El Gran Premio de Las Vegas volvió a ser una ruleta… pero esta vez la bola cayó del lado de Williams. El equipo de Grove desembarcó confiado en Nevada y, tras un viernes que tuvo de todo —banderas rojas, errores, una pista imprevisible y, cómo no, los fantasmas de las alcantarillas—, esa sensación se transformó en algo más sólido: el FW47 está para liderar la zona media… y quizá no solo la zona media.
Carlos Sainz lo dejó entrever de forma muy clara. El madrileño firmó en los Libres 1 una magnífica quinta posición, un resultado que se volvió aún más sugerente cuando Alex Albon apareció segundo. Sí, es cierto que McLaren F1 y Mercedes se escondieron, y que aquello olía a un orden algo artificial. Pero Williams tenía ritmo. El bueno.
La historia de los Libres 2 fue otra. Sainz solo pudo ser 13º, pero con asterisco en neón: dos banderas rojas arruinaron su intento con el neumático blando. En sus propias palabras, "no conseguí hacer una vuelta con los blandos al final". Y viendo dónde terminó Albon —octavo, en una décima con medio pelotón—, lo más lógico es pensar que el español habría estado bastante más arriba.
Y aquí llega lo interesante: Williams acecha el top 5. No es un sueño de viernes; es algo real, medible, repetible. Pero…
Sainz mantiene los pies en la tierra. El blando vuelve a ser un dolor de cabeza para Williams, y él no lo esconde: "Los neumáticos están un poco al límite, el ritmo es prometedorasí que la qualy será dura".
Con el medio y el duro, el FW47 va como un tiro. En ritmo de carrera, Williams vuelve a ser ese equipo incómodo, capaz de colarse donde nadie esperaba. Y en un circuito como Las Vegas, con sus rectas interminables, adelantar no será un problema. Lo difícil es clasificar. Lo de siempre.
La pista fue un personaje más: sucia al inicio, cambiante, repleta de errores y amagos de incidentes. Un caos controlado. O casi. En FP2 volvió a saltar una bandera roja por una sospecha conocida: un problema con una alcantarilla, algo que la retransmisión evitó mostrar y que la FIA no explicó del todo.
Sainz fue directo: "No trae muy buenos recuerdos… Espero que lo estén solucionando".
Imposible olvidar 2023, cuando una alcantarilla reventó la parte inferior de su Ferrari y pudo hacerle mucho daño. Las Vegas puede tener mucho dinero, muchas luces y mucho show, pero hay errores que no se pueden repetir. Y, a juzgar por la reacción del piloto madrileño, los fantasmas siguen ahí.
El clima también jugó a confundir, pero Sainz no prevé sobresaltos: "Habrá bastante lluvia durante la noche, pero para cuando salgamos a pista debería estar seco".
Lo importante: ni clasificación ni carrera deberían verse afectadas.
Williams ha aterrizado en Las Vegas en modo "cazadores". El ritmo es prometedor, el coche responde y, si esquivan los sustos de la qualy, Carlos Sainz puede firmar un fin de semana grande.
Y sí, entre tanta luz de neón, el piloto español también lanzó un aviso claro: Las Vegas sigue sin aprender de sus errores.