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Stella revivió 2010 en Abu Dhabi: "Pensé en el título que perdimos con Alonso"

Motorsport

Cuando Andrea Stella cruzó el garaje de McLaren F1 con la mirada perdida en el suelo y el pulso todavía acelerado, no estaba pensando únicamente en el título que acababa de ganar Lando Norris. Estaba viajando quince años atrás, a otro Abu Dhabi, a otro final de temporada, a otra cicatriz.

"Me hizo pensar en 2010, cuando no ganamos con Ferrari y Alonso aquí", confesó nada más procesar que McLaren volvía a coronar a un campeón del mundo.

La comparación no es menor. En 2010, Stella formaba parte del muro de Ferrari en uno de los desenlaces más dolorosos de la historia moderna del equipo: Fernando Alonso llegaba líder, dependía de sí mismo, pero una cadena de decisiones estratégicas —y un Vitaly Petrov convertido en muro infranqueable— lo dejó sin un mundial que parecía suyo. "Fue un margen pequeño, como ahora. Aquella vez también podía caer de un lado o del otro", recordó.

Quince años después, McLaren aterrizaba en Yas Marina Circuit con un escenario inquietantemente parecido. Norris lideraba el campeonato con 12 puntos sobre Max Verstappen y necesitaba un podio —ser tercero si el neerlandés ganaba— para proclamarse campeón.

Justo lo que ocurrió.

Pero, a diferencia de 2010, esta vez Stella sintió que el control no se les escapaba entre los dedos. Yas Marina 2025 fue un oasis de calma: sin safety cars, sin degradación inesperada, sin ventanas estratégicas traicioneras. Lo que para el espectador fue una carrera plácida, para McLaren fue exactamente lo que necesitaban tras haber "hecho más difícil de lo ideal" la recta final del año, como reconoció el propio Stella.

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En Qatar, apenas una semana antes, se habían equivocado con los dos pilotos. Red Bull Racing había olido sangre. Verstappen llegó a Abu Dhabi con vida gracias a ese tropiezo.

Esta vez, no hubo margen para el caos. Norris perdió la segunda posición frente a Oscar Piastri en la salida, pero el británico mantuvo la cabeza fría: el tercer puesto le servía, y detrás el Ferrari de Charles Leclerc no tenía el ritmo suficiente para poner en aprietos a un McLaren que, en realidad, siempre tuvo más cartas en la mano. Si Leclerc hubiese sorprendido, en Woking ya sabían cómo neutralizarlo: jugar con Piastri, que no se disputaba nada (si Max estaba 1º) y podía entrar en boxes para devolverle la posición a Norris. Era un plan férreo. Sin fisuras. Todo lo contrario de 2010.

"A veces es cuestión de detalles", reflexionó Stella. "Estoy muy orgulloso de cómo ha respondido el equipo esta temporada, del esfuerzo para elevar el nivel respecto a 2024. La demanda ha sido enorme: dos pilotos en la lucha, intentando hacerlo a la manera McLaren, con respeto, unidos…".

Ese orgullo es, quizá, la mayor diferencia respecto a aquel 2010 que tanto le marcó. Entonces, Ferrari dependía del talento hercúleo de Alonso. En 2025, McLaren ha tenido el mejor coche del año, incluso cuando ellos mismos insistían en que Red Bull o Mercedes habían sido más fuertes en ciertos circuitos. La realidad: su coche ha sido sólido en todas partes, sin circuitos "malditos", sin puntos débiles evidentes.

Era un mundial que McLaren debía ganar. Y lo ganó. Para Stella, que vivió el derrumbe de 2010 desde dentro, el título de Norris no solo coronó a un nuevo campeón del mundo. Cerró un círculo.

"Estoy tan feliz de que el equipo haya sido recompensado con este éxito que es de Lando, pero también del grupo, de todos los que han trabajado unidos incluso en los momentos duros", resumió. Quince años después, Abu Dhabi dejó de ser un recuerdo de derrota. Ahora es el lugar donde Andrea Stella, al fin, pudo respirar.

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