Carlos Pérez Gil
Madrid, 28 nov (EFE).- No hay una figura que tenga especial popularidad, apenas se emiten partidos por televisión y los títulos para España en campeonatos internacionales se hacen de rogar, pero el voleibol presume de ser el sexto deporte en número de licencias federativas en España, con unas 121.000, y de ellas, el 70 por ciento son de mujeres (85.657), lo que da a esta disciplina un acento marcadamente femenino.
En 2024, hubo en España 1,07 millones de mujeres federadas, de las que el 7,5 por ciento eran de voleibol, solo superado por el baloncesto (157.432), el fútbol (109.874) y la montaña y escalada (105.053).
Algunos de los motivos de este peso en cuanto a fichas vienen de atrás, con un modelo en el que el voleibol siempre ha estado muy arraigado en las escuelas, su gran cantera, pero siguen vigentes porque solo de 2023 a 2024, hubo un incremento de casi 18.000 fichas femeninas, lo que denota que la atracción continúa.
Para explicar la preponderancia femenina, el presidente de la Real Federación Española de Voleibol, Felipe Pascual, esgrime que “la fuerza y la capacidad física” son factores muy presentes en la primera etapa de la mayoría de los deportes, mientras que en el balonvolea prima más “la habilidad y la coordinación”.
“La iniciación es más atractiva porque no es la fuerza la que hace que uno sea bueno o malo, por lo que las niñas se sienten más cómodas”, aduce Pascual en declaraciones a EFE.
También observa que mientras deportes como el fútbol o el baloncesto captaban niños para federarlos en edades tempranas, el voleibol no especializaba antes de los doce años, por lo que las chicas eran las que lo jugaban.
“Ningún deporte las demandaba y por eso venían al voleibol, mientras que los niños habían elegido deporte a los cinco, seis o siete años. No es un deporte que haya excluido al chico, sino que ha sido al revés, muchos deportes han excluido a las chicas”, añade el presidente de la federación.
Además de destacar que la casi totalidad de clubes tienen equipos de ambos sexos, Pascual se congratula de que el voleibol sea de los pocos deportes que siempre emplea el masculino y el femenino para diferenciarlo, al darle igual categoría.
“En la mayoría, solo se añade el género para hablar de las chicas, mientras que nosotros no tenemos una presunción de que haya un producto oficial que sea el masculino y luego la versión femenina. Y eso también ha ayudado a que la mujer esté a gusto”, apostilla.
Helia González se retiró el pasado verano en puertas de cumplir los 40 años como la más laureada del voleibol español, con 30 títulos nacionales, además de haber sido la capitana de la selección.
González explica que una de las razones por las que las niñas practican más esta disciplina en la escuela es que no es de contacto, como el fútbol o el baloncesto, y la diferencia con el masculino no es tan grande a nivel técnico, al tiempo que se anteponen aspectos como la continuidad en el juego a la potencia.
“Es un deporte muy atractivo para las niñas y el trabajo en las categorías inferiores capta a muchas porque tienen ese interés”, opina la exjugadora gallega.
A pesar de la buena salud del vóley femenino, la ahora integrante del cuerpo técnico de la federación ve ciertas lagunas, como la falta de visibilidad en los medios, paliada en parte por el espacio que sí encuentran en las redes sociales.
También apunta que solo con la base no es suficiente y hay que incrementar los recursos para que no abandonen la práctica antes de la mayoría de edad y se animen a competir al máximo nivel.
“Muchas niñas juegan de pequeñas y luego lo dejan o no se plantean ser profesionales. Es importante la visibilidad que se nos dé y crear espacios donde las deportistas sean referentes”, sostiene Helia González.
Graciela Martínez conoce bien las entrañas del balonvolea de base porque preside desde 2017 el Club Deportivo Chamartín Vergara, uno de los de más solera de Madrid, que también tiene equipos de fútbol.
Comparte que el vínculo femenino con el vóley nace en el colegio, porque “era más deportes de chicas”, pero percibe un cambio de tendencia.
“La mujer se está incorporando a jugar el fútbol y los chicos, al voleibol”, reflexiona Martínez, quien no ve en el deporte rey una ‘amenaza’ que reste al juego en la pista porque desde la pandemia hay demanda para muchos deportes.
Al incremento de fichas femeninas también ha contribuido el vóley playa, la variante que cubre el parón de la temporada de pista, donde los hombres cada vez tienen más presencia.
“No es un 50-50 todavía, pero muchos están empezando a jugar al vóley playa, porque se piensan que es un deporte más femenino, pero ven que es muy exigente físicamente”, opina Belén Carro, internacional con España y varias veces campeona nacional sobre la arena.