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Héctor Bellerín se ha convertido en una persona a la que conviene escuchar cuando habla u ofrece entrevistas, porque siempre van más allá de los estereotipos del fútbol. El actual jugador del Betis habló en El Mundo en una reciente entrevista en la que ofreció su punto de vista sobre su figura dentro del fútbol.
Queriendo dejar de lado las etiquetas, el lateral bético dejó claro que él simplemente está siendo "como he sido siempre". "Me di cuenta de que por mucho que jugara al futbol y todo estuviera marcado por unas normas, me gustaban otras cosas. Y vestir diferente", asegura.
Durante la charla, Héctor Bellerín habla sobre el fútbol actual, algo que para él "se ha convertido en el teatro romano" y los estereotipos y mentalidades del fútbol masculino, entre otras cosas.
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Getty Images
Héctor Bellerín ha pasado por todo tipo de situaciones en su carrera deportiva. De crecer en la cantera del Barça, a irse a Inglaterra a despuntar en el Arsenal y regresar a España pasando de nuevo por el conjunto culé y terminar siendo una pieza fundamental en el Betis.
El lateral español habla de su pasado, donde se crió "entre máquinas de coser", en la entrevista con El Mundo para entender su mentalidad actual y sus gustos por la moda o la lectura, entre otros.
"Comprendo los estereotipos y los memes del performative male (macho performativo), pero son un arma de doble filo: hay un grupo de hombres que de verdad está intentando encontrar un espacio donde sentirse cómodos fuera de la masculinidad hegemónica tradicional y la mofa puede asustar", dice Bellerín.
También destacó el poder de las etiquetas, algo con lo que quiere romper: "Siento que de repente soy el futbolista que lee libros, el ecologista, el de la moda... Me van poniendo etiquetas, pero son cosas que hago desde que me vi con la posibilidad y la fuerza de hacerlas".
"Cansado de poner en Instagram las mismas fotos de siempre, subí las fotos de los libros que había leído en verano. Y de repente soy eso. La materia prima es la misma, solo que desde diferentes ángulos", explica en el medio.
Hablando del fútbol, asegura que para él "se ha convertido en el teatro romano" que algunas personas utilizan para "vaciarse": "Sabemos que repartimos mucha felicidad, pero parece que en el estadio se pueden hacer cosas que no podrías hacer jamás en la calle. Si esta es una sociedad crispada, las 60.000 personas del estadio, también. Se permite por motivos históricos".
"Solo en el fútbol se generan espacios donde ciertos grupos se sienten respaldados. Y el fútbol no es solo eso: hay gente que viene a pasárselo bien en familia. Es un lenguaje universal, pero un estadio no acepta que cualquier persona entre ahí. Hay colectivos que no se sienten aceptados", cuenta.
Sobre la unión en el fútbol masculino, Bellerín explica que "no existe" porque no hay "la conciencia que se necesita para tener responsabilidad social": "Somos un grupo de gente muy privilegiada y muchos no se cuestionan la realidad fuera de la suya. Cuando desde pequeño vives en esa burbuja es difícil salir. Yo he tenido suerte".
"Considero que vivo en las dos partes y tengo amigues fuera y conozco sus problemas. Hay mucha distancia entre el futbolista y, digamos, el ciudadano de a pie. Uno idolatra al otro, que no sabe relacionarse con él porque desconfía de sus intenciones. La mirada es vertical. Se crean unas dinámicas de poder que distancian", añade.
Además, también reflexiona sobre la educación que reciben los futbolistas cuando entran a ser parte del mundo del fútbol: "No se le educa salvo en ser futbolista. En la NBA, si no te sacas una carrera universitaria, no puedes jugar. En el fútbol te están diciendo a los 16 años que dejes los estudios, que tienes que jugar con el primer equipo que te busque".
"Y todo lo que te están enseñando es a jugar al fútbol, a jugar al fútbol, a jugar al fútbol. Y a gestionar situaciones relacionadas con el fútbol. Se habla mucho de los valores en el fútbol: del respeto, del sacrificio. Son valores superneoliberales que apuntan a la producción. Pero existen otros valores mucho menos individuales", finaliza en la charla con El Mundo.
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