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Khamzat Chimaev volverá a competir en suelo estadounidense por primera vez desde 2020, cuando se enfrente a Dricus du Plessis por el título de UFC del peso medio en el evento principal de UFC 319, el próximo 16 de agosto en Chicago. Durante casi tres años, el invicto checheno no pudo entrar en Estados Unidos por problemas con su visado, en gran parte debido a sus conocidos vínculos con el líder checheno Ramzan Kadyrov, sancionado por el gobierno de EE. UU. por violaciones graves de derechos humanos.
Desde entonces, Chimaev (13-0) solo ha podido pelear en Abu Dhabi, viendo cómo se diluían oportunidades clave en su carrera. Sin embargo, eso ha cambiado recientemente, y el luchador ha podido incluso establecer parte de su campamento de preparación en California, algo que parecía imposible hasta hace apenas unos meses.
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Durante un entrenamiento abierto con los medios, Chimaev sorprendió al referirse a su regreso con una frase inesperada: “Trump está aquí, así que peleamos”. El checheno insinuó que su vuelta a Estados Unidos podría estar relacionada con la influencia del expresidente Donald Trump, estrechamente vinculado al actual CEO de UFC, Dana White.
Chimaev dejó claro que nunca fue su culpa no haber peleado en EE. UU. en los últimos años: “Todo el mundo sabe que no tenía visa. No peleé en Abu Dhabi solo porque quería”. Aunque su relación con Kadyrov ha generado críticas y vetos, él insiste en que su único objetivo es competir: “Soy un atleta, he entrenado toda mi vida. Esto lo hago por mi familia”.
El propio Trump ha anunciado que quiere organizar un evento de UFC en la Casa Blanca en 2026, como parte de los festejos por los 250 años de Estados Unidos. Dana White ha confirmado que ya se están trabajando los primeros detalles logísticos para ese cartel histórico. Sin embargo, Chimaev no cree que vaya a formar parte.
“Mírame la cara. No creo que me inviten. Me mandarían a un campo de inmigrantes o algo así”, bromeó. Aunque habló en tono ligero, su mensaje reflejó cierto malestar: “Algunos me metieron en una situación política sin motivo. No entiendo por qué mezclan el deporte con eso. Nunca he estado involucrado en política”.
A pesar de sus vínculos con figuras controvertidas, Chimaev volvió a insistir en que no desea verse involucrado en disputas políticas. “Si alguien quiere reunirse conmigo, yo no digo que no. Pero no deberían poner a los atletas en ese lugar”, expresó. “Este es un deporte que une a la gente, a todos los países. No entiendo por qué intentan usarlo para lo contrario”.
Chimaev también se mostró confundido ante el plan de celebrar un evento de UFC en la Casa Blanca, y cuestionó su sentido: “No entiendo por qué van a hacer peleas allí. No entiendo por qué se mezclan la política y el deporte”.

Con todo el ruido fuera del octágono, Chimaev se prepara para la pelea más importante de su carrera. El 16 de agosto, en Chicago, tendrá su primera oportunidad por un título en UFC, enfrentando al actual campeón sudafricano Dricus du Plessis, en un combate que puede marcar el inicio de una nueva era en su carrera.
Después de años de restricciones, críticas y controversias, Chimaev está de vuelta en el escenario más grande. Esta vez, con su visado aprobado, la jaula lo espera.
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