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Las conversaciones para un megacombate entre Katie Taylor y Ronda Rousey se han enfriado hasta el punto de quedar en punto muerto, según informa Boxing Scene (mismo medio que reveló el inicio de las charlas). El proyecto, que buscaba cruzar a la campeona indiscutida del superligero con una de las figuras más reconocibles de las artes marciales mixtas, no ha avanzado y ha llevado a Taylor a explorar otras opciones para su próximo paso.
Las negociaciones se pusieron en marcha con la idea de presentar el combate a Netflix y repartir la bolsa de forma equitativa entre ambas. Taylor, campeona indiscutida del peso superligero, y Rousey, ex campeona del peso gallo de UFC, representaban un cruce generacional y mediático con potencial global.
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Mark Robinson/Matchroom Boxing
Sin embargo, la iniciativa no terminó de consolidarse. Desde el entorno de la operación se trasladó que el proyecto se ha estancado, principalmente por las dudas en torno a un posible regreso de Rousey al combate real tras un largo periodo alejada de la competición profesional.
Rousey, retirada del octágono desde 2016 y con una etapa posterior en la lucha libre profesional, solo sufrió derrotas en su carrera en MMA ante dos figuras históricas. Aun así, la falta de actividad competitiva fue uno de los principales factores que generaron escepticismo en la industria.
Ante ese escenario, la atención de Taylor podría desplazarse ahora hacia otra figura con pasado en las MMA y presente reciente en el boxeo: Holly Holm. La estadounidense, de 44 años, regresó al ring tras doce años de ausencia con una victoria clara por decisión unánime en un evento celebrado a finales de junio.
Holm se impuso con autoridad en su reaparición y aseguró una oportunidad por el título mundial femenino del peso ligero de la WBA. Ese combate está programado para el 3 de enero en Puerto Rico y se emitirá a través de DAZN, dentro de una cartelera promovida por Most Valuable Promotions.
El contexto mediático no es menor. El último combate de Taylor ante Amanda Serrano, el tercero entre ambas, alcanzó cifras de audiencia globales muy elevadas. Ese precedente convierte cualquier nuevo gran evento de Taylor en una opción atractiva para plataformas de alcance masivo.
Taylor nunca ocultó su interés por enfrentarse a Rousey. Durante la convención del WBC celebrada en Tailandia, la irlandesa se mostró abierta y entusiasmada con la posibilidad, destacando el impacto que tendría un cruce de ese perfil para el deporte femenino.
“Es una figura icónica del deporte femenino”, explicó Taylor en declaraciones recogidas este mes. “Tiene una mentalidad increíble. No llegas a donde ella llegó sin una mente excepcional. Me parecía un combate muy interesante y que captaría la imaginación de los aficionados”.
Taylor añadió que ese tipo de enfrentamientos pueden atraer a públicos de distintas generaciones. “Son peleas en las que todo el mundo puede sentarse a ver boxeo. Estaría muy feliz de enfrentarme a Ronda. Estoy muy abierta a ese tipo de combates”, afirmó.
Pese a ello, el control absoluto que mantiene Rousey sobre cualquier posible regreso le permite tomarse el tiempo necesario y priorizar otros proyectos. Su libertad contractual y su historial fuera del boxeo condicionan cualquier avance rápido en esa dirección.
Mientras tanto, Taylor continúa planificando su calendario. No ha vuelto a competir desde su victoria por decisión mayoritaria sobre Serrano el pasado 11 de julio en el Barclays Center de Brooklyn y su intención es regresar al cuadrilátero antes del verano de 2026.
Con la superfight en pausa y el panorama abierto, el futuro inmediato de Taylor parece orientarse hacia nuevos retos dentro del boxeo, mientras el nombre de Rousey queda, por ahora, como una posibilidad latente más que como un plan concreto.
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