Barcelona, 31 dic (EFE).- El Espanyol despide el año 2025 por todo lo alto, con un quinto puesto en la clasificación y con 33 puntos, a nueve de la cifra que habitualmente se marca para la permanencia, pero también con la lección aprendida tras un pasado cercano que no fue tan dulce para los blanquiazules.
En la noche de este 31 de diciembre, los periquitos brindarán felices por los éxitos de su equipo. No es para menos. Después de cinco victorias seguidas (Sevilla, 2-1; Celta, 0-1; Rayo Vallecano, 1-0; Getafe, 0-1; y Athletic, 1-2), los catalanes viven un momento eufórico. El bloque se ha consolidado en la zona europea.
El proyecto deportivo funciona y, además, este verano, a diferencia de mercados anteriores, han llegado futbolistas en propiedad y no cedidos. La dirección deportiva, liderada por Fran Garagarza, busca solidez a largo plazo. La plantilla está compensada y el balón, por ahora, no detecta fisuras.
El vestuario, sin embargo, mantiene un discurso prudente. Muchos recuerdan que el Espanyol despidió 2024 después de perder contra Las Palmas (1-0) y situándose en decimoctava posición de la clasificación. El equipo estaba en descenso y los fantasmas de Segunda División aparecían.
El balance en estos doce meses ha sido más que notable. Después del parón navideño en la 2024-25, los catalanes firmaron 27 puntos y se salvaron en la última jornada liguera. En este curso 2025-26, atesoran 33. En total, 60 puntos, 46 goles a favor y 38 en contra en el año 2025.
Todas las piezas funcionan. Las paradas de Joan García, ahora en el Barcelona, fueron claves el curso pasado. Como lo son en este las del serbio Dmitrovic. Siguen entonados arriba Puado, ahora lesionado, y Roberto Fernández. Algunos, como el delantero Pere Milla, con seis dianas, parecen haber encontrado su mejor versión en la 25-26.
El Espanyol, por muy deslumbrantes que sean sus números, sigue apelando a la prudencia y señalando a la permanencia como el gran objetivo de la temporada. No faltan lecciones recientes, como la eliminación de la Copa del Rey a manos del Atlético Baleares, de Segunda RFEF, en diciembre (1-0). El varapalo más duro del curso.
El vestuario tiene muy clara la receta. Si no está a su mejor nivel, cualquier rival puede trastocar su dinámica. En cambio, el grupo tiene la confianza suficiente para asumir que puede salir victorioso siempre que muestre su versión más afinada. Cinco triunfos seguidos avalan un discurso que seguirá vigente en 2026.
En el plano institucional, 2025 será recordado como el fin de la era del presidente chino Chen Yansheng, tras nueve años. Dejó el club tras dos descensos y estabilidad económica. Ahora, Alan Pace es su relevo. El estadounidense, oficialmente nuevo presidente desde noviembre, promete un proyecto sólido y ambicioso.
Estos doce meses, en definitiva, han sido un punto de inflexión a todos los niveles para el Espanyol. Todos los estamentos de la entidad sonríen, pero recuerdan un pasado reciente que no fue tan esperanzador. Sea como sea, los periquitos se han ganado el derecho, a base de trabajo y resultados, a brindar con optimismo.
No hay excesivo margen para la relajación en la despedida de 2025, ya que el próximo 3 de enero, el Espanyol recibe al Barcelona en el RCDE Stadium. El cuadro azulgrana es el máximo rival histórico y el líder de LaLiga, por lo que el duelo está claramente marcado en rojo en el calendario.