A sus 43 años, Fernando Alonso sigue siendo un ejemplo de forma física y talento en la Fórmula 1.
Su fisioterapeuta personal, Edoardo Bendinelli, ha desvelado en una entrevista Marx algunos de los secretos de entrenamiento y alimentación que mantienen al asturiano en la élite.
Una alimentación cuidada al detalle, rutinas de entrenamiento personalizadas y una disciplina que roza lo sobrenatural. Porque aunque pasen los años, la magia y la competitividad del piloto de Aston Martin siguen intactas.
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Y para terminar, el análisis de todo lo que suceda de la mano de Tomás Slafer en Código F1.
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Fernando Alonso ha cumplido 43 años, pero su rendimiento sigue siendo digno de un veinteañero.
Su físico privilegiado, su capacidad para mantenerse competitivo y su constancia tienen explicación. Su fisioterapeuta de toda la vida, Edoardo Bendinelli, ha desvelado en Marca cómo se cuida el asturiano para seguir siendo uno de los pilotos más en forma de la parrilla de Fórmula 1.
En aquellos inicios, el gran reto fue adaptarse a su paladar. "Al principio lo complicado era encontrar algo que le gustase, porque estaba muy acostumbrado a los productos asturianos. Picante no, nunca le gustó la comida súper fuerte, pero productos que se encontraban allí".
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A Alonso nunca le entusiasmó comer. "Nunca ha tenido un gran apetito, la comida era casi un trámite, comía lo justo para quitárselo de encima y seguir. Alonso nunca fue de comer muchísimo", confiesa su fisio. Aun así, alguna debilidad tenía: "Seguro que le gustan un poco los dulces. Le gustaban mucho más antes, como el chocolate y también la Nutella".
Pero lo que marcó un antes y un después en su alimentación profesional fue la constancia. "Lo más importante es adoptar una costumbre y mantenerla, da igual en Malasia o en España y mantener los horarios". Su desayuno, por ejemplo, se mantenía sencillo: "Leche con un poco de café, galletas italianas con miel".
Durante los grandes premios, su menú no era de piloto, sino casi de niño. "Un poco de pasta casi siempre, con tomate al lado. Un poco de arroz, huevos también, salsa de tomate. Menú infantil. El arroz y la pasta con tomate".
Y aunque miraba la carta entera, al final siempre caía en lo de siempre: "Le gusta mirar todos los platos y todos los postres. Los dice, los comenta... y al final acabamos siempre con lo mismo".
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En las cenas, algo más equilibrado: "Empezábamos con un poco de verdura, muy poca, pollo, pavo y pescado a la plancha". Su evolución llegó con Ferrari, donde el enfoque fue más nutricional.
"Con Ferrari empezamos ahí a buscar comida buena, buena en el sentido de cosas más sanas. Sin demasiada obsesión cambiamos a lo que son las semillas en general, la quinoa, la chía, integrales, un poco de proteína y de aminoácidos, y también lo que se llama ‘recovery’. Quitamos carbohidratos para dejarlos en un 30-40% y los blancos y refinados, todo fuera, pasamos al integral".
Gracias a eso, Alonso afinó al máximo su cuerpo. "En Ferrari se quedó muy fino, claramente se vio que tenía mucho más potencial que antes".
En lo físico, el asturiano impresiona por su capacidad de adaptación. "Fernando físicamente es súper fuerte, pero más que fuerte tiene una capacidad de entrenar muy rápido. Lo mejor que tiene es la respuesta al estímulo del entreno; se puso a hacer larga distancia y en 10 días ya corría a un ritmo bueno. Como un ciclista que quema... Más o menos como un ciclista que entrena, no que compite".
Incluso en sus etapas fuera de la F1, como en el WEC o el Dakar, seguía mostrando un físico envidiable. "Tenía un poco más de masa muscular y como dos kilos más, pero era músculo. Él nunca ha tenido problema de peso".