En las palabras de Lando Norris se aprecia un velo de decepción al término de la última clasificación de la temporada: el objetivo era colocar el MCL39 delante de todos ya desde el sábado, para así facilitar la gestión del resto del fin de semana. Para mantener vivas sus opciones, Red Bull Racing tenía de hecho un único objetivo: conquistar la pole position. Y así ha sido.
Para Max Verstappen, la victoria era —y sigue siendo— un objetivo imprescindible para conseguir los puntos necesarios salvo que ocurra algún episodio casi impensable. En cambio, Lando Norris todavía cuenta con la ventaja de las matemáticas: al británico le bastaría un tercer puesto para proclamarse campeón. Un objetivo que, por ahora, parece al alcance gracias al segundo puesto logrado hoy. Sin embargo, salir a pista con la única intención de lograr el resultado mínimo puede resultar un riesgo y jugar malas pasadas.
Teniendo en cuenta la amplia ventaja mostrada ayer y la posibilidad real de colocar el coche al menos en primera fila, no sorprendería que McLaren haya enfocado el trabajo principalmente de cara a la carrera, tratando de limitar el conocido problema del graining que Norris tiene dificultades para gestionar. Red Bull, por su parte, parece haberse centrado sobre todo en encontrar lo que faltaba a una vuelta, precisamente porque salir delante y tratar de marcar el ritmo era —y sigue siendo— fundamental.
Se han enfrentado dos filosofías muy distintas. El RB21, al menos a una vuelta, parece haber reducido ese molesto subviraje que ayer había limitado a Verstappen tanto en el primer como en el tercer sector. También por eso, en las palabras de Norris aparece cierta decepción: no salir en cabeza significa añadir un nivel de complejidad que el inglés habría preferido evitar.
"Ha sido duro. Max ha hecho un gran trabajo, felicidades para él. He hecho todo lo posible, creo que mi vuelta ha sido buena, estoy contento con ella, no he dejado nada. Estoy decepcionado por no estar en la pole en el último fin de semana, pero hoy no éramos lo suficientemente rápidos. Lo intentaremos mañana".
Aun así, de cara a la carrera de mañana, Norris tiene todavía un objetivo muy claro para convertir en realidad el sueño del título mundial: no dejarse condicionar por los cálculos matemáticos, sino apuntar directamente a la victoria. "Por ahora estoy decepcionado por no estar en la pole, pero aún quiero intentar ganar mañana. Ese es mi objetivo".
"No va a ser tan fácil, pero estoy contento en general con el día de hoy, pero nos faltaba velocidad", aseguraba también sobre la posibilidad de ser campeón. "Estábamos lejos de Max hoy, son demasiado rápidos para nosotros, casi 2 décimas, pero nuna digas nunca", añadía. "Aún no", cerraba cuando le preguntaban si había pensado en todos los escenarios para ganar el domingo.
Mañana, por tanto, será el momento de la verdad. Por un lado Verstappen, obligado a ganar para mantener vivas sus esperanzas; por el otro, Norris, consciente de que el título está prácticamente en sus manos, pero decidido a buscar la victoria para consagrarse campeón de la forma más contundente posible y no dejarse vencer por la presión. Dos enfoques diferentes, dos filosofías opuestas, destinadas a cruzarse una vez más en pista.