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Mike Tyson sorprendió al mundo cuando volvió al ring frente a Jake Paul. A sus 58 años mostró un físico imponente, muy distinto al que enseñó en 2020 contra Roy Jones Jr.
La transformación no fue casualidad. Detrás de los meses de entrenamiento había un factor adicional: la Terapia de Reemplazo de Testosterona (TRT), un extremo que el había confirmado en el pasado... pero que desmintió en la previa.
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La TRT es un tratamiento médico que busca compensar la disminución natural de testosterona que sufren los hombres con la edad. Esta hormona está ligada al desarrollo muscular, la energía y la recuperación.
Con su administración externa —mediante inyecciones o parches— se pueden recuperar niveles similares a los de un adulto joven. Tyson lo reconoció públicamente: había recurrido a este método para “rejuvenecer” y poder afrontar un campamento de alta exigencia.
El resultado fue evidente. En la previa contra Roy Jones Jr. ya se le vio en buena condición física, lejos de la imagen de sobrepeso que arrastró en etapas pasadas. Pero ante Jake Paul el cambio fue radical. Llegó al pesaje con 105,6 kilos, apenas dos por encima de lo que marcó en su última noche como campeón del mundo en 1996.
Los músculos estaban definidos y la silueta recordaba al Tyson de sus mejores años.
Ese físico se logró con siete meses de trabajo intenso. Su entrenador, Rafael Cordeiro, contó que entrenó dos veces al día, casi sin descanso. Aun así, la pelea dejó claro que el cuerpo no engaña: la potencia estaba, pero la resistencia no.
Tyson pudo imponer presencia en los primeros asaltos, pero con el paso del tiempo la falta de fondo se hizo evidente frente a un rival 31 años más joven.
Ahora el horizonte marca un desafío diferente: un combate de exhibición frente a Floyd Mayweather en 2026. Aquí surgen las incógnitas. Tyson podrá volver a apoyarse en el entrenamiento y en la TRT para presentar una figura poderosa, pero la clave no estará solo en la apariencia. Mayweather es un boxeador más ligero, pero con un estilo defensivo y una resistencia legendaria.
El interrogante es hasta dónde puede llegar Tyson con ayuda de la medicina y la disciplina. La TRT le permitió lucir un físico imponente, pero no evitó que se quedara sin gasolina. Ante Mayweather, la exigencia será distinta: menos fuerza bruta, más capacidad para sostener un ritmo.
El regreso de Tyson ha demostrado que la edad puede retarse, aunque nunca derrotarse del todo. La imagen del “Iron Mike” musculado a los 58 años quedará como prueba de ello. Lo que viene ahora, frente a Mayweather, será comprobar si la terapia y el trabajo duro son suficientes para sostener no solo la forma, sino también el fondo.
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