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Frank Bruno cumplió su sueño en 1995 cuando se convirtió en campeón mundial de los pesos pesados en el estadio de Wembley, en una noche inolvidable para el boxeo británico, al imponerse por puntos a Oliver McCall.
Muchos dentro del deporte habían perdido la fe en las aspiraciones de Bruno de conquistar un título mundial, después de que en anteriores intentos se quedara corto en el último obstáculo frente a algunos de los nombres más grandes del boxeo, como Mike Tyson y Lennox Lewis.
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John Gichigi/ALLSPORT
Sabiendo que era su última oportunidad, Bruno lo dio todo contra McCall y, a pesar de disminuir el ritmo en los últimos asaltos, hizo más que suficiente para ganarse la aprobación de los jueces, mientras la multitud en el templo del fútbol inglés celebraba con euforia.
En su primera defensa, Bruno perdería el título de inmediato, sin poder responder al asalto implacable de Mike Tyson, quien lo detuvo en tres asaltos en 1996.
Siete años antes, Tyson, en su primer reinado como campeón, ya había vencido a Bruno, pero aquella segunda victoria fue mucho más contundente. Poco después, Bruno decidió retirarse del boxeo.
Tras haber compartido el ring con Tyson, Lewis y muchos otros rivales de alto nivel, Bruno considera al neoyorquino como el mejor boxeador al que se ha enfrentado.
“[Mike] Tyson lo tenía todo: el hambre por ganar los títulos, las ganas de pelear, la capacidad de moverse y la determinación para derribar a cualquiera que se cruzara con él en su mejor momento”, dijo Bruno en declaraciones a The Ring.
“Sabía que cuanto más rápido se deshiciera de su oponente, menos posibilidades habría de que lo atraparan, y estaba decidido a acabar con ellos lo antes posible”.